Es un salinero, un joven de 33 años. No siempre ha vivido en la comunidad indígena de Cerro Negro (Salta), pero eligió esta vida a propósito. Después de pasar algunos años en la ciudad, le llegó la hora de volver. Volver a sus raíces. Para él Cerro Negro es el lugar ideal para crear una familia.
Ariel realmente me asombró. Un hombre que decidió trabajar las piscinas de sal que su abuelo creó en su día. Trabaja estas piscinas con un pico heredado y con mucha pasión. El oficio del salinero es fotogénico, y el peligro de romantizarlo es real. Pero Ariel también es consciente de la carga que conlleva esta actividad.
El sol ardiente hizo que su padre y su abuelo se quedaran ciegos ya a una edad temprana. Por aquel entonces, se solía ir al salar en bicicleta. Cuando todavía era un niño, Ariel ya los acompañaba. Unos 30 kilómetros, sólo de ida. Al amanecer, las temperaturas frecuentemente caen por debajo de los -20°C. Por eso Ariel pasaba muchas noches en una cabaña de sal construida al lado de sus piscinas. Es un trabajo duro, por lo que desea que sus hijos hagan otra cosa algún día.
Hoy Ariel tiene una moto y a veces trabaja como guía turístico. Eso supone un dinero extra para su familia, y también le permite mostrar al mundo el lugar y la vida que eligió. Con mucha pasión compara las Salinas Grandes con un árbol:
“Para nosotros las Salinas [Grandes] son como un árbol. Es decir, en junio, julio y mediados de agosto, la sal no crece porque hace mucho frío y la sal se congela.El agua salada no, pero la sal sí, se congela. A partir de septiembre la sal vuelve a crecer. (…) Para nosotros, el salar en sí es un árbol. Respira, tiene movimiento y forma parte de nuestra vida. Lo cosecho cada año y nos da vida a mí y a mi familia.”
Ariel Alancay
Un hombre joven, que eligió esta vida a propósito. Sigue siendo realista, ¿o es ambivalencia?
Economista heterodoxo con doctorado en geografía, trabaja sobre la economía política global de la descarbonización, particularmente hidrógeno y litio. Enfoque en redes de producción globales, relaciones humano-ambiente, fotografía.
Hola, estoy contento de haber encontrado el blog.
Cuando Ariel dice que el salar es como un árbol, y que todos los años da más sal, ¿es así? ¿Es un recurso renovable? Y a su vez ¿el litio también es renobable? Se puede seguir como dice Alancay cosechando?
Hola Humberto, gracias por tu comentario. Lo que preguntas es muy relevante y no tan sencillo. Con la lluvia y el agua, la sal cristaliza cada temporada, así que si hay un proceso de crecimiento. Muuuy lentamente la sal si se renueva, pero ciertamente no es comparable a un árbol. Así que, dicho de forma clara: la idea del árbol es una perspectiva romantizada de la población local. La extracción de sal también es una forma de minería, pero la escala es totalmente otra que en el caso de la extracción de litio (que tiene un plazo de entre 10-30 anos).