Expolio u oportunidad. Colonialismo o desarrollo. Saqueo o inversión. Así ven sus diferentes protagonistas, como las diferentes caras de un cubo de Rubik, la mina a cielo abierto que pretende extraer litio en las inmediaciones de Cáceres, ciudad patrimonio mundial de la humanidad. Detrás de la iniciativa de explotar el yacimiento de Valdeflores (o Valdeflorez), ubicado en la sierra de la Mosca, está la empresa Tecnología Extremeña del Litio, participada al 75 por ciento por la australiana Infinity Lithium y al 25 por ciento por Valoriza Minería (filial del grupo español Sacyr).
La historia de Valdeflores no solo tiene diferentes caras y colores sino que, como en todo cubo de Rubik, la compleja tarea de reubicar las tonalidades es la única forma de resolver la problemática. La zona ya fue explotada durante los años 70 del siglo XX, principalmente para la extracción de estaño, pero fue quedando en el olvido y en la década siguiente cesó la actividad. El interés minero comenzó a despertar en la España posterior a la crisis de 2008 y, en concreto, la extracción de litio en Valdeflores atraviesa desde hace cinco años por el necesario período de permisos. Una travesía que en las últimas semanas ha acelerado el ritmo.
Uno de los colores que primero hay que ordenar para comprender el cubo de Rubik de Valdeflores es el reconocimiento que en 1986 obtuvo Cáceres como patrimonio de la humanidad. La zona prevista de extracción dista menos de tres kilómetros del centro histórico del municipio, una separación que se reduce a cerca de la mitad hasta el nuevo hospital, el campus universitario o la ciudad deportiva, tal y como puede comprobarse con un mapa cartográfico. ¿Puede perder Cáceres el título de patrimonio de la humanidad con la puesta en marcha del proyecto minero?
La empresa niega que exista alguna “razón objetiva” para ello y la posibilidad, al menos de momento, no está oficialmente incluida en un listado que ofrece la Unesco de 53 bienes que corren el riesgo de perder su marca de calidad. Pero lo cierto es que el organismo de la ONU sí ha mostrado su preocupación. En julio del año pasado envió una carta al Ayuntamiento, en la que preguntaba por las consecuencias de la mina sobre el municipio. “La Unesco consideraba que esos valores podían estar en riesgo. Una institución como esta no se pone en contacto si no se preocupa y si se preocupa es que tiene motivos para ello. No estoy diciendo que una cosa conlleva la otra, causa-efecto, pero es evidente que este proyecto ha levantado su preocupación”, alerta el concejal de Urbanismo y Patrimonio del Ayuntamiento de Cáceres, José Ramón Bello (PSOE).
Arqueólogo de profesión, Bello se opone “a esta mina por su ubicación. Pero ni el partido ni nosotros estamos en contra de la minería. No estamos en contra del desarrollo. Pero el cumplimiento de la ley es básico”. Según refleja el visor del Sistema de Información Geológico Minero de Extremadura (Sigeo), solo en el entorno de la ciudad de Cáceres la Junta tramita en estos momentos permisos mineros en más de 9.000 hectáreas (casi 13.000 campos de fútbol): Valdeflores y Ampliación Valdeflores rondan las 1.400. “Como extremeños nos duele que Extremadura esté quedando como un queso Gruyer. Se está utilizando el mismo modelo colonialista que implantó en Sudamérica y en África”, denuncia la portavoz municipal de Unidas Podemos, Consuelo López.
“Las minas o los recursos están donde están, los pone la naturaleza y, en cuanto al potencial productivo, esta ubicación es importante. Dentro de la minería hay un término que se llama world class, los de clase mundial, y Valdeflores sería un yacimiento de ese tipo”, indica el jefe de área de recursos minerales en el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Roberto Martínez, quien admite que “sí es muy extraño que se abra una mina nueva en un entorno urbano y más en un municipio grande como es Cáceres”.
¿Una imposición de la macropolítica?
Aunque este proyecto lleva alrededor de cinco años sobre la mesa, ante el contexto político, energético y económico ha reclamado su hueco en los últimos meses. Otra de las tonalidades que hay que recolocar en el cubo de Rubik que representa la mina a cielo abierto de Valdeflores es la actual apuesta de la Unión Europea (UE) por el litio en su ruta para abandonar los combustibles fósiles. Según Peter Handley, alto funcionario de la Comisión Europea, el litio es una “materia prima estratégica” y la UE tiene especial interés en que se extraiga en yacimientos europeos, para no depender así de países externos a la hora, por ejemplo, de fabricar las baterías de los dispositivos electrónicos y de los vehículos eléctricos.
Este órdago europeo da para otro reportaje, pero se resume en el gran Pacto Verde que presentó a finales de 2019 Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión. Para ello se creó un “fondo de transición” de hasta 100.000 millones de euros y en el camino se han conformado la EBA (Alianza Europea de Baterías, en español), la ERMA (Alianza Europea de Materias Primas), el EIT (Instituto Europeo de Innovación y Tecnología) y todo un baile de siglas sostenidas sobre una lluvia de millones de euros. Dinero al que aspiran iniciativas como Battchain, nacida a principios de este año. Este consorcio pretende impulsar el negocio de las baterías para automóviles en España y ha sido calificado como “un gran proyecto tractor” por la ministra de Industria, Reyes Maroto, en referencia a que va a suponer un importante empuje para la economía estatal.
Battchein está concebido concretamente como una enorme cadena de montaje dentro del Estado, en la que Cáceres ocupa el primer puesto, el de la extracción y el refinado de litio. El pasado mes de febrero Valdeflorez anunció su participación vía Extremadura Mining, empresa perteneciente a Infinity Lithium. “Se empieza a plantear que la Extremadura saqueada va a volver a ser saqueada y va a convertirse en un expolio minero del litio. Nosotros nos vamos a quedar con lo malo y el resto va a salir fuera. Volvemos a ese concepto de caciquismo nacional de que vienen a sacar todo lo que pueden de Extremadura y a esquilmarla”, lamenta Santi Márquez, fundador y uno de los actuales portavoces de la plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres.
El proyecto está pensado para 30 años, “el máximo que permite la ley”, puntualiza el investigador del IGME. Los cálculos más actuales que hace Tecnología Extremeña del Litio, según narra a este medio, prometen 218 puestos de trabajo directo una vez iniciadas las operaciones, además de otros 855 indirectos. “Esos datos no son reales porque, como sucede en este tipo de minas, incluyen a trabajadores muy cualificados que vendrían de fuera. Además, los datos de las minas que existen ahora mismo en España son mucho menores”, denuncia la portavoz de Unidas Podemos, quien subraya en todo caso que, “aunque el empleo fuera mayor, no es el futuro de ciudad ni el modelo de desarrollo económico que queremos. Cáceres tiene otros valores”.
La Junta de Extremadura, ante el requerimiento de este medio, ha confirmado su alineamiento con las políticas promovidas desde la UE, y explica que “esto puede considerarse una oportunidad para que España sea el abastecedor de Europa en este mineral y para que territorios como Extremadura se consoliden como puntos de producción industrial unidos a la propia extracción del litio”.
¿Puertas giratorias en la política extremeña?
Con una hoja de ruta europea tan marcada, abrazada tanto desde el ámbito estatal como desde el regional, con tanto dinero en juego, cabe preguntarse por el margen de decisión de la ciudadanía cacereña a la hora de elegir su futuro y su modelo de ciudad.
El Plan General Municipal (PGM) de Cáceres es la puerta, de momento tapiada, para que la mina sea una realidad. Pero “te cambian la normativa y lo que no puede ser posible ahora podría serlo en un futuro”, vaticina Márquez. En la memoria reciente de la población extremeña aparece Marina Isla de Valdecañas, la urbanización de lujo construida en 2007 en una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). Tampoco en aquella ocasión había permiso, pero siguió adelante porque el Ejecutivo regional la declaró un bien de interés regional y recalificó los terrenos. Fue declarada ilegal por la Justicia, que dictaminó respetar lo construido y demoler solo lo que estaba a medias.
En abril de 2018 el pleno municipal de Cáceres votó la posibilidad de cambiar el PGM: 21 concejales (PSOE, PP y CáceresTú) votaron en contra, frente a los cuatro de Ciudadanos que estaban a favor. Entre estos últimos estaba Cayetano Polo, quien en septiembre del año pasado dejó C’s, partido del que era líder regional, con el que fue candidato a la Junta en 2019 y del que era diputado en la Asamblea extremeña, para, menos de dos meses después, incorporarse a las filas de Ininity Lithium como jefe de relaciones institucionales. ¿Casualidad? ¿Qué capacidad de incidencia tiene la empresa sobre quienes representan a la ciudadanía cacereña? Contactado por CTXT, Polo ha preferido mantenerse en silencio. Quien sí se ha pronunciado al respecto es Bello, el concejal de Urbanismo de Cáceres: “Fichajes estelares o no aparte, pongo la mano en el fuego por todas las personas y por la integridad de mis compañeros concejales, tanto de mi color como de otros. No me constan presiones. Hablamos mucho de esto, siempre con un árbitro concreto que es la ley”.
El pasado jueves 18 de febrero, el pleno municipal se pronunció nuevamente sobre la mina. En este caso, la pregunta era más directa: sí o no a Valdeflores. La situación volvió a repetirse, con matices: la mayoría de la corporación (PSOE, PP, Unidas Podemos y tres concejales no adscritos) rechazó el proyecto; la única voz discordante fue una vez más la de C’s, ahora con tres concejales… de los que solo votaron dos porque el tercero, Antonio Bohigas, se desconectó antes del debate (fue online), “por motivos personales”, según declaró después a El Periódico de Extremadura.
“¿Cuántas veces vamos a tener que votar? ¿O estamos esperando a que haya una nueva representación para que el resultado sea diferente? No lo sabemos. Creo que están haciendo tiempo”, reflexiona la portavoz de Unidas Podemos. El concejal del PSOE entiende sin embargo que “el hecho de volver a debatir sobre esto en un momento en el que parece que hay una ofensiva en medios de comunicación para sacar adelante el proyecto es legítimo. Actualizar la opinión me parece positivo”.
En las últimas semanas se han reactivado las noticias en torno al proyecto de la mina de cielo abierto en los medios de comunicación regionales. Entre otras cosas, porque la Junta ha otorgado un permiso para estudiar los minerales. De nuevo, hay diferentes colores en el cubo de Rubik de los trámites administrativos.
¿Puede aprobarse la mina por la ‘vía Valdecañas’?
Sobre la mesa hay dos solicitudes de investigación, que no de explotación, siguiendo el procedimiento habitual en este tipo de minas. Ambas fueron aprobadas (2017) y posteriormente anuladas (2019), tras los recursos. Con cerca de 60 hectáreas, Valdeflores es la más importante porque es la que afecta a la zona donde se quiere excavar. La Junta de Extremadura confirma a este medio que su tramitación está “muy avanzada. Ha finalizado el trámite de audiencia a interesados y se están analizando las alegaciones presentadas. En el caso de que hubiera oposición al otorgamiento del permiso, se recabará informe jurídico y finalmente se dictará la propuesta y la correspondiente resolución”.
La segunda solicitud es la de Ampliación Valdeflores, 1.329 hectáreas que abarcan el área en la que se pretende construir la planta de tratamiento del mineral. La polémica se ha reavivado desde que esta volvió a ser concedida por la Junta a finales de 2020, una aprobación que las asociaciones que forzaron las denegaciones anteriores han anunciado que volverán a recurrir. La concesión esta vez ha llegado con limitaciones a 854 hectáreas de las solicitadas, en las que únicamente están permitidos los “trabajos en los que no sea preciso la aplicación de técnica minera”. Un informe desfavorable por parte del Ayuntamiento de Cáceres propició ese condicionamiento, bajo el argumento de que violaba la normativa local, en concreto, el Plan General Municipal (PGM), que prohíbe expresamente la actividad extractiva en suelos no urbanizables de protección de masas forestales y también algunos de protección de montaña.
Si Tecnología Extremeña del Litio logra el permiso ahora en trámite, Valdeflores, adelanta que presentará el proyecto de explotación y la declaración de impacto ambiental: “Estaríamos preparados para empezar a construir un año después de los permisos definitivos”. Pero mientras el Plan General Municipal impida explotar la sierra de la Mosca, la mina parece condenada al fracaso.
Modificar un PGM, aseguran fuentes consultadas por CTXT, no resulta en todo caso sencillo, pues no depende solo del juego de mayorías políticas dentro de la corporación municipal. Se trata, según explican, de una modificación estructural que se demoraría varios años, implicando el posicionamiento de los diferentes organismos afectados, que tendrían que emitir informes favorables. El más importante, el de impacto ambiental.
¿Puede volver a repetirse una situación como Valdecañas? El régimen urbanístico sobre el suelo de los municipios ha tenido modificaciones desde entonces: en 2018 Extremadura aprobó la Ley de Ordenación Territorial y Urbanística Sostenible (LOTUS) y ahora declarar un Proyecto de Interés Regional (PIR) no es tan sencillo, porque requiere demostrar que la iniciativa tiene carácter social y exige además que el promotor de las obras sea una administración. Las mismas fuentes consideran muy difícil lo primero al tratarse de una mina (aunque siempre podría recurrirse al argumento del empleo y del desarrollo) y prácticamente impensable lo segundo.
Descartada a priori la ‘vía Valdecañas’, advierten sin embargo que, por muy complejo que resulte modificar el PGM, es posible, incluida la declaración de impacto ambiental favorable: “Uno de los argumentos va a ser que esa zona ya no tiene los valores naturales que indujeron a su protección porque hay muchas viviendas unifamiliares aisladas, mucha antropización del territorio, por lo que los valores que había que preservar ya se habrían perdido”.
El impacto ambiental es, de hecho, uno de los argumentos que la plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres esgrime para explicar su oposición a la mina de litio a cielo abierto. Entre otras cosas, hablan de la destrucción “irreversible de nuestra montaña” y de la afección al agua subterránea. La compañía responde que usarán “agua reciclada” y que las filtraciones al acuífero son “geológicamente imposibles”.
Así es como va conformándose el cubo de Rubik de la mina de litio a cielo abierto de Valdeflores. Los colores por reubicar son todavía varios y, por ahora, cada protagonista los analiza a su manera: la salud pública, el medio ambiente y la posibilidad de una minería sostenible, la “aceptación social” que exige la propia Comisión Europea para que la mina salga adelante. Desde la plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres, Márquez lanza un último mensaje: “No sé hasta dónde puede llevar esto si los planes van para adelante. La Junta se puede encontrar con un gran problema. Si entran las máquinas estoy seguro de que Cáceres se va a movilizar y no lo va a permitir. ¿Recordáis Gamonal? Es el sentir que se está creando ahora. Nosotros vamos a incentivar a seguir la lucha para no decaer en el pesimismo y que la gente no se conforme con la idea de que no se puede hacer nada”.
Este artículo apareció por primera vez en CTXT el Marzo 1, 2021 (https://ctxt.es/es/20210301/Politica/35167/litio-caceres-mina-unesco-valdeflorez-j-marcos-angeles-fernandez.htm).
ACTUALIZACIÓN: El pasado 8 de abril, la Junta de Extremadura denegó el permiso de investigación en Valdeflores, alegando que el plan municipal de urbanismo no permite realizar sondeos ni catas en ese terreno. Lo que hizo días después la empresa, Infinity Lithium, fue solicitar su inactividad en el mercado de valores ASX, es decir, paralizó (temporalmente) sus acciones en la Bolsa australiana. En teoría la empresa no admite abiertamente que la decisión de la Junta sea la causa oficial, pero lo cierto es que Infinity no ha vuelto a cotizar desde entonces. La explicación oficial de Infinity Lithium es que la suspensión en Bolsa se debe a una serie de cambios en la propiedad de la sociedad australiana. No hay que perder de vista que, tal y como se indica en el artículo, la autorización que le han denegado es clave para el futuro de la mina de Cáceres, pues la solicitud de Valdeflores es la que afecta a la zona (a las cerca de 60 hectáreas) donde se quiere excavar, así que Infinity Lithium está obliga a replantear toda su estrategia. De momento está todo en el aire y la empresa lleva ya más de un mes sin cotizar en Bolsa, por lo que sus acciones se han resentido.
Sobre los autores
Precariedad. Filosofía. Periodismo. Hacedor de preguntas freelance desde esos tres horizontes vitales, J. Marcos es autor de varios libros y ha publicado artículos y fotografías desde una veintena de países, en ocasiones con un reconocimiento posterior en forma de premio. www.desplazados.org Temáticas: #víctimas #agua #derechosHumanos #energía #memoria #decrecimiento #periferias
Mª Ángeles Fernández es periodista freelance y coordinadora de la revista Pikara Magazine. Licenciada en periodismo, postgrado en información internacional y máster en globalización y desarrollo, lleva más de 15 años escribiendo en diversos medios de comunicación, tanto estatales como locales y regionales, tanto generalistas como especializados. Ha recibido diversos reconocimientos, el último el premio Joan Gomis 2020 a la trayectoria periodística por sus trabajos sobre agua, junto con el periodista J. Marcos, con el que comparte el portfolio www.desplazados.org